La Boda en Hotel La Viñuela que os traigo hoy en el blog es la unión de Raquel y Roberto que se han animado a compartir con el texto que tenemos bajo estas lineas cuáles fueron sus sensaciones en este día tan especial.
Y llegó nuestra celebración, un precioso 23 de septiembre colmado de luz y color donde un pequeño jardín fue testigo de nuestra unión.
En dos de las habitaciones del hotel La Viñuela esperamos a que todo comenzara. Acompañados por nuestros padres, que con mimo nos ayudaron a prepararnos para aquel momento, esperamos sabiéndonos tan cerca y a la vez sin poder vernos.
A las 7:30 aproximadamente sonó la música y Roberto, como buen director de orquesta, dirigió las palmadas que indicaban el comienzo de la fiesta.
Después me tocó el turno a mí. Creo que corrí demasiado para como suelen hacerlo las novias pero verle al otro lado de la alfombra me pareció demasiado lejos. Sin duda, creo que el momento en el que se cruzaron nuestras miradas será uno de los recuerdos más bellos.
Y así, arropados por las personas que más nos importan comenzó la ceremonia donde recibimos sus palabras de cariño, sus lágrimas y sus emociones; que agradecemos y guardamos de todo corazón. En ella, nos reímos, lloramos y recordamos a aquellos que echábamos en falta. Nada puede ser más perfecto que emocionarte de mil formas con algo que te hace feliz.
Terminada la ceremonia, no quisimos olvidarnos de ninguno de los que estaban allí: de aquellos que nos acompañan en nuestro día a día y de aquellos que por razones de tiempo o distancia no podemos disfrutar con tanta frecuencia; pero todos testigos de nuestras vidas y de nuestra historia.
Ya más relajados pudimos disfrutar de cada uno de ellos en una noche que pareció correr como el viento. Y entre risas, bailes, fotos y charlas culminamos una velada que no hubiese sido la misma sin cada uno de ellos. Gracias por estar con nosotros.
La vida es muy caprichosa, y a menudo reflexionamos sobre ello en nuestra relación. Tal y como se mostró en aquel precioso video que nos hicieron, es curioso como la vida lleva a dos personas que nacieron y se criaron en un lugar y en un tiempo distinto a encontrarse. Pero como dice Paulo Coelho: “Siempre existe en el mundo una persona que espera a otra, ya sea en medio del desierto o en medio de una gran ciudad. Y cuando esas personas se cruzan y sus ojos se encuentran, todo el pasado y todo el futuro pierden completamente su importancia y solo existe aquel momento”.
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